Cuando piensas en ir de vacaciones, normalmente, acuden a tu mente recuerdos relajantes de viajes a la playa o a lugares exóticos. Sin embargo, cada uno tiene su propia idea de un viaje perfecto. Y para algunos, esta elección está ligada a la disciplina de arte marcial que practican, dirigiéndose a un país extranjero para conseguir el mejor entrenamiento y la inmersión en la cultura de la disciplina que quieren.
Cada año, decenas de miles de extranjeros viajan a China y Japón para entrenar en las diferentes artes marciales que allí se imparten, entre ellas el judo, kendo, taichí, jiu-jitsu o kung fu. En algunas ocasiones, incluso estas vacaciones pueden coincidir con campeonatos y eventos de repercusión mundial de artes marciales, por lo que es un viaje muy recomendable.
El perfil de turista que se atreve a afrontar este reto suele ser hombre, de entre 30 y 40 años, con familia, que decide viajar solo para entrenar y dedicar su tiempo libre a estas artes marciales. Los planes de entrenamiento para estos aventureros suelen ser de entre tres y cinco horas diarias. Este horario de media jornada les permite tener tiempo libre para poder dedicarse a la meditación y a visitar el país.
Estos campamentos de entrenamiento de artes marciales puedes durar entre 7 días o un año entero, dependiendo del nivel de devoción y del tiempo libre del que disponga el practicante. Pueden consistir en el entrenamiento de una sola disciplina marcial o ser un paquete que te de la opción de acceder a diversas disciplinas en el curso del programa.
¿Por qué la gente se iría tan lejos? El turismo marcial requiere de tiempo, dinero y dedicación a la disciplina. Pare una locura que alguien quiera hacer esto.
Para los practicantes que están enfocados en perfeccionar su arte marcial, no hay mejor opción para conseguir su objetivo que viajar al lugar donde comenzó su disciplina. En EEUU hay dojos y gimnasios que enseñan todo tipo de artes marciales– kárate, muay thai, taekwondo, krav maga… Muchas de éstos son una imitación terrible proveniente de instructores de baja calidad o que tienen unas raíces bastantes cuestionables en la disciplina que quieren enseñar. Incluso si acudes a un gimnasio increíble donde hay un profesor que ha sido enseñado por un gran maestro y está equipado con los conocimientos y sabiduría de años, no es lo mismo que acudir al lugar donde la disciplina de tu arte marcial fue creada y refinada.
Mucha gente quiere participar en campamento que se organicen cerca de donde vive, así como también quiere acudir a los mayores eventos que se realizan dentro de su disciplina. De esta manera, podrían entrenar en este tipo de campamentos, luego visitar torneos para ver a los mejores luchadores del mundo y disfrutar de sus grandes habilidades físicas o ver museos que hacen tributo al arte marcial, aprendiendo más sobre la disciplina que ellos practican y quieren.
A veces puedes encontrar instrucciones de diferentes estilos que sería difícil de encontrar dentro de su país. Por ejemplo, el kárate tiene decenas de estilos, algunos de los cuales son fáciles de encontrar en dojos de todo el mundo, mientras que otros están localizados en Japón donde fueron fundados. Aprender estilos puede ser muy difícil sino encuentras el lugar correcto para entrenarlos.
Finalmente, otras personas solamente buscan un cambio de escenario a la hora de entrenar. Las artes marciales son un estilo de vida y sumergirte en la cultura de los padres de tu arte marcial es una diferencia enorme con una visita diaria al dojo de la ciudad en la que trabajas.