Si algo hemos aprendido hasta la fecha es el hecho de que casi en cada país existe un arte marcial autóctono y representativo de esa zona. En la mayoría de casos se trata de una disciplina poco conocida y que está reservada a unos pocos afortunados.
Algo así ocurrió en sus orígenes con el Sambo, el arte marcial desarrollado a petición de Lenin para entrenar al Ejército Rojo cuando aún existía la Unión Soviética.
Tras la insistencia por parte del dirigente soviético de crear una defensa propia para el ejército del país, varios expertos dedicaron años a viajar por países de todo el mundo buscando técnicas y movimientos de cada arte marcial e implantarlos en el Sambo. Y así ocurrió: este arte marcial de defensa propia sin arma es una combinación entre las enseñanzas rusas y técnicas de Judo, Karate, Kung Fu e incluso Muay Thai.
Podemos imaginarnos por tanto el gran resultado que obtuvieron en su momento los rusos: un arte marcial que combinaba las mejores técnicas de cada arte marcial.
Actualmente, existen campeonatos a nivel mundial de este arte marcial y academias de todo el mundo transmiten los conocimientos del Sambo a diferentes niveles. Pese a que al final se ha dado a conocer en todo el mundo, sigue siendo un arte marcial poco practicado y de una llamativa puesta en escena. Algunos de los practicantes más conocidos de este arte marcial son Vladimir Putin y Lev Trotsky.