A menudo los niños quieren seguir los pasos de sus padres y la descendencia de luchadores famosos no están indiferentes tampoco. Parece que algunos de los artistas marciales más famosos del mundo empiezan a ceder el relevo de su exitosa carrera a sus hijos. En este caso hablamos de la hija del kickboxer John Wayne Parr, quien quería subir al ring a muy temprana edad. Incluso antes de llegar a la adolescencia, Jasmine Parr ya hizo pública su intención de convertirse en una luchadora de MMA profesional en la UFC.
Con tan sólo 7 años, Jasmine pidió a sus padres poder entrenar y competir en campeonatos junior de Kickboxing, enfrentándose a otra chica de edad similar en un combate en 2011. El mayor sueño de Jasmine es poder alcanzar el éxito de su ídolo, la famosa judoka UFC Ronda Rousey, a quién admira mucho. Rousey es una luchadora de segunda generación, su madre AnnMaria De Mars se llevó el primer oro americano en el Torneo Mundial de Judo de 1984.
Actualmente, la joven luchadora tiene 12 años y tiene claro que quiere alcanzar la fama mundial en el mundo de las artes marciales como ya hizo su padre, el 10 veces campeón del mundo de Muay Thai y su madre Angie, la cual también ha competido en campeonatos mundiales.
Las críticas no se han hecho esperar y han sido decenas los profesionales de la medicina quién han puesto el grito en el cielo, al descubrir que estos padres han permitido que la pequeña suba a un tatami a pelear. Incluso la Asociación Médica Australiana ha influido en el debate, cuyo presidente Shaun Rudd ha dicho: “Debe de estar completamente prohibido”, refiriéndose a la participación en el boxeo de niños tan jóvenes como Jasmine. Rudd ha defendido la prohibición a nivel nacional del boxeo ya que lo ha calificado como un deporte “bastante bárbaro”.
En su defensa, los padres de Jasmine Parr han hecho público que practicar artes marciales es algo sano y que se trata de un estilo de vida saludable, además de que transmiten valores muy positivos como el respeto. John Wayne Parr también tiene un gimnasio y dos veces a la semana entrena kickboxing a niños de 8 a 12 años.
Los beneficios de entrenar a niños en las artes marciales son claros. Aumentan su seguridad y mejoran su autoestima, fomentan el fitness y enseña disciplina y respeto entre otras cosas.
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Sin embargo, al mismo tiempo, hay preocupaciones sobre el bienestar físico de los niños en las peleas, especialmente porque sus cuerpos todavía están creciendo y el tener lesiones graves en esta etapa puede conducir a problemas permanentes de desarrollo más adelante en su vida.
El debate está sobre la mesa- ¿Debería Jasmine Parr, con tan poca edad, poder subir al ring? ¡Díganos lo que piensa!