Morihei Ueshiba, fundador del arte marcial Aikido, tenía claro el objetivo que quería conseguir con la creación de este nuevo arte marcial nacido en Japón entre el año 1930 y el 1960: neutralizar al oponente ante un posible conflicto evitando causarle cualquier daño.
Se trata de una visión totalmente novedosa para los años treinta con relación a un arte marcial. Hasta la fecha, nadie había planteado esta nueva visión en este campo. Se trata, por tanto de un arte pacifista que busca como objetivo final la paz.
Ueshiba, íntimamente relacionado con el concepto de paz mundial gracias a su padre el cual luchó siempre por el activismo social, tenía claro sus metas: “Quiero construir un puente de oro tendido al mundo entero para reunir a todos los países en la armonía y el amor que contiene el Aikido. Creo realmente que el estudio del Aikido puede unir a todos los pueblos e impregnar al mundo con la fuerza de un amor inmutable.”
Pero el Aikido no nacía de la noche al día. Su creador, comúnmente llamado O-sensei (Gran Maestro) en señal de admiración y respeto, estudió durante años diferentes artes marciales de combate tanto con armas como sin ellas.
El Aikido como hoy en día lo conocemos nació tras las tres etapas diferentes de despertar espiritual que experimentó Ueshiba a lo largo de su vida: la primera ocurrió en 1925 cuando fue atacado por un oficial con una catana y él mismo fue capaz de derrotarlo desarmándolo sin dañarle. El segundo tuvo lugar en 1940 tras darse cuenta el propio Ueshiba de que todos los movimientos aprendidos hasta el momento eran completamente nuevos para él: no se trataba de simplemente técnicas de combate, sino de una forma de vida, de conocimiento y de virtud. Finalmente, en 1942, durante la peor lucha de la Segunda Guerra Mundial, tuvo la visión del “Gran Espíritu de Paz” que dio lugar a la creación del Aikido como tal.
Pero mucho antes de ello, Ueshiba funda su primer dojo llamado Kosukan. Tras años al cargo del mismo y enseñando las técnicas de las artes marciales, decide delegar y ceder la responsabilidad del mismo en su hijo. De esta manera se retiró de la vida pública a causa de una profunda depresión por la muerte de sus padres.
El gran maestro moría años más tarde a causa de un cáncer de hígado, larga enfermedad que le apartó totalmente de la práctica del Aikido.