La paciencia es una de las grandes virtudes menos visibles en nuestra sociedad actual: siempre tenemos prisa y dedicamos menos tiempo a lo que realmente importa. Pero no podemos evitarlo, somos impacientes por naturaleza.
Esta premisa se puede extrapolar a cada actividad que hacemos en nuestra rutina diaria: ir al gimnasio, conducir, trabajar e incluso practicar artes marciales. Desde el primer momento en que pusimos nuestro pie en un dojo, estamos pensando en cuánto aprenderíamos este año, cuánto tiempo llevaríamos el cinturón negro … Y, por supuesto, el problema es que no disfrutamos el camino porque solo pensamos en el final.
Necesitamos tomarnos un tiempo para practicar artes marciales. No debemos establecer objetivos inalcanzables. Establecer metas es una buena idea, pero debemos ser realistas. Al practicar, es muy recomendable tener un poco de tiempo para meditar y desconectarse de los problemas del diario. Nuestra mente y nuestro cuerpo deben estar relajados y calmados para poder hacer nuestro mejor esfuerzo.
Por lo tanto, debes ser paciente y disfrutar de la maravillosa forma de aprender.