El deporte ha sido utilizado para salir de una mala situación socioeconómica en todas las culturas y naciones con diferentes disciplinas deportivas como método de éxito. En América, por ejemplo, donde la educación es muy cara, muchos jóvenes salen de la mala situación en la que están, tanto ellos como en su familia, a través de una beca del futbol o baloncesto y consiguiendo carreras profesionales en esta disciplina.
Sin embargo, no sólo los estudiantes de la universidad o instituto siguen este camino. En los barrios más pobre de Brasil los jóvenes practican las artes marciales como vehículo para buscar una nueva vida.
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Millones de menores viven en las favelas brasileñas donde tristemente es común acabar sucumbiendo a la criminalidad, llegando a dedicarse al tráfico de drogas o incluso a la prostitución en el caso de las jóvenes brasileñas.
Para ello, en los últimos tiempos, muchas familias que quieren sacar a sus hijos de las calles, han decidido apuntarlos a clubes de artes marciales para que puedan pasar tiempo con otros niños sin el ambiente de la calle y así, intentar inculcarles un nuevo modo de vida. Basado en la confianza, el respeto, la paciencia y el compañerismo, requisitos básicos para poder dedicarse en cuerpo y alma a cualquier arte marcial.
De esta manera, los pequeños se encuentran entretenidos y aspiran a convertirse en verdaderos guerreros marciales, pudiéndose dedicar de manera profesional al mundo de las artes marciales con todo lo que ello conlleva.
Una escuela de artes marciales que ayuda con el problema de ayudar a los niños que se encuentran en comunidades más desfavorecidas es La Escuela de Lucha de José Aldo. Fundada por el Campeon Fearherweight de UFC H José Aldo, la escuela se estableció en una de los barrios más pobres de Maríe, donde 130.000 personas están en contacto con la droga, violencia, asesinatos y demás peligros. La Escuela de Lucha de Jose Aldo construyó una comunidad de niños que esperanzadamente los alejara del crimen. Ha enseñado a cientos de niños entre 6 y 22 años dándoles un entrenamiento en Maré.
También en Maré está Lucha por la paz, un proyecto donde varios gimnasios, no solamente entrenan a jóvenes, sino que también incluyen programas de desarrollo para gente joven. Está basada en cinco pilares; Boxeo y Artes Marciales, Educación, Empleo, Soporte Social y Liderazgo Juvenil.
A través de la enseñanza de diferentes disciplinas, los niños pasan menos tiempo en las calles, donde el crimen está a la orden del día. En los clubes hacen mucho énfasis e hincapié para que los niños permanezcan en el colegio y siguen su entrenamiento hasta por lo menos que terminen su escolaridad.
A través de este tipo de programas dan esperanza a los jóvenes que viven en las peores zonas de Brasil, donde la mayoría de los caminos conducen a la drogadicción, prisión o la muerte. Esta historia es un testamento del cambio y del poder de la formación de las artes marciales, especialmente cuando se aplica a través del mejoramiento de la gente que se anima a practicarlas.