El Ko o Knock-out significa fuera de combate y es una manera de obtener la victoria en diversos deportes de contacto. Pero, ¿sabes qué ocurre exactamente en tu cuerpo cuando te dejan KO?
Mucha gente piensa que se produce por la intensidad del golpe, pero la dirección de donde provenga el golpe influye en gran medida. Varios estudios demuestran que el cráneo soporta impactos más fuertes cuando se realizan de manera frontal que lateral.
El motivo por el que se produce el Ko, es por el movimiento interno brusco que se origina dentro del cerebro, cuando un luchador recibe un golpe en la cabeza. El cerebro está rodeado por el líquido cefalorraquídeo, permitiéndole a este “flotar” y protegerlo a su vez. Cuando la persona sufre un golpe, el cerebro choca contra las paredes de la cavidad ósea, ocasionando la destrucción de neuronas. El puñetazo que recibe el luchador hace que la parte delantera del cráneo colisione con el lóbulo central del cerebro. Esto ocasiona que las neuronas se “apaguen” hasta que el cerebro consigue activarse otra vez. Si el golpe es muy grande, el shock de las neuronas será mayor. Se produce entonces, un cortocircuito provocando confusión, desorientación, pérdida de memoria y en el peor de los casos pérdida de la consciencia.
La mayoría de las personas que han sido noqueados coinciden en lo mismo. Una falta de memoria en ese momento. Esto se conoce como el síndrome amnésico postraumático, es decir, el tiempo en el que una persona que ha sufrido un traumatismo craneoencefálico (TCE), no puede recordar de forma coherente lo que ha sucedido tanto antes, como después del golpe.
Sin duda son numerosos los estudios que se han realizado de las consecuencias que tienen los golpes que los luchadores de diversas disciplinas reciben en la cabeza. Muhammad Ali, uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos, sufre Parkinson. Justificado por muchos, por los golpes recibidos en la cabeza.
Carmine Basilio contaba así su experiencia. “La gente no se da cuenta de cómo te afecta un golpe de nocaut cuando te pega en la barbilla. Se trata tan sólo de nervios. En cuanto al cerebro, no hay una conmoción real. Una vez me golpearon en la barbilla [en un combate contra Tony DeMarco, en 1955]. Fue un gancho de izquierda que golpeó el punto exacto de mi barbilla. Lo que ocurre es que te jala el hueso de la quijada fuera de su sitio desde el lado derecho y golpea hacia el lado izquierdo, y el nervio de ahí paralizó todo el lado izquierdo de mi cuerpo, en especial mis piernas. Mi rodilla izquierda se dobló y casi me fui al suelo, pero cuando regresé a mi esquina el fondo de mi pie se sentía como si tuviera agujas de seis pulgadas y estuve dando pisotones en el suelo, tratando de hacerlo reaccionar. Cuando sonó la campana ya estaba bien”.