El 10 de agosto de 2016, la judoka kosovar de 25 años llamada Majlinda Kelmendi ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, asegurando la primera medalla de oro para su país.
Kelmendi tiene muy buena reputación en el mundo por sus habilidades en las artes marciales, las cuales ha demostrado en numerosas competiciones. Sin embargo, aunque ha sido reconocida como una experta artista marcial en su propio país, Kósovo, no siempre ha sido parte de esta ecuación. A pesar de la independencia que Kósovo obtuvo de Serbia en 2008, algunos de los países miembros de las Naciones Unidas no han reconocido a Kósovo como un país independiente todavía. De hecho, hasta este año de las Olimpiadas (2016), el Comité internacional Olímpico no permitía competir a Kósovo.
Esta no fue la primera vez que Kelmendi estaba en Río de Janeiro, ni la primera medalla de oro que ganaba allí. A los 23 años, consiguió el primer puesto en el ranking mundial de la Feneración Internacional de Judo en la categoría de menos de 52 kg., en el Campeonato del mundo de Judo que se realizó en Río.
Kelmendi también participó en las Olimpiadas de Londres en el año 2012 compitiendo bajo la bandera de Albania en lugar de Kósovo, quien no pasaría a formar parte del COI hasta el 2014.
Practicante de judo desde los 8 años, Kelmendi ganó la medalla de oro en el Campeonato Mundial Junior en París en 2009, además de resultar quinta en el Campeonato del Mundo Junior en Marruecos en 2010 y novena en la categoría de menos de 52 kg. en el Campeonato Mundial de Judo de 2010 en Tokio.
Kelmendi sigue luchando día tras día por el reconocimiento de su país. En la ceremonia de apertura de las Olimpiadas ella fue quién llevó la bandera de Kósovo, y le gustaría haber representado más a su país, cuando en experiencias pasadas, algunas organizaciones no le dejaban portar la bandera. “Sólo quería demostrarles que incluso después de la guerra, después de sobrevivir a ella, si ellos quieren algo, lo pueden tener. Si quieren ser campeones Olímpicos, ellos pueden serlo – incluso si venimos de un pequeño país, un país pobre.”
Sin embargo, la bienvenida que recibió en su país fue un buen reconocimiento por la gente. Miles de kosovares le dieron la bienvenida cuando regresó de las Olimpiadas, la multitud gritaba su nombre. Mucha gente la llamaba héroe, su victoria en los Juegos Olímpicos fue motivo de un sentimiento nacional comparado al que sintieron en la declaración de independencia del país. A parte de esa aclamación popular, recibió 100.000 euros de parte del gobierno – una suma nada pequeña para uno de las naciones más pobres del mundo.
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