En el consejo de esta semana, queremos destacar la importancia de rendirse en las artes marciales. Siempre te animamos a que intentes mejorar y superarte porque puedes aprender de otra persona con más experiencia o con otros conocimientos diferentes a los tuyos. Pero hay que tener en cuenta que en algunas ocasiones la mejor opción es rendirte.
Cuando hablamos de rendición y renunciar no nos referimos a abandonar las artes marciales para siempre. Sino a aceptar la realidad de la derrota, tanto si es en una competición, como si es fallar continuamente en el examen de cinturón o de grado u otro tipo de fracasos que te pueden parecer difícil de superar.
El abandonar es esencial para poder entender las artes marciales. No todo lo que te enseñen lo aprenderás de manera natural, muchas de las cosas requerirán práctica, estudio y por supuesto muchos fracasos. Es necesario que entiendas que todo el mundo, desde los grandes maestros hasta los principiantes, han tenido una extensa experiencia en los fracasos. De hecho, los maestros lo saben mejor – normalmente dicen “Los maestros ha fracasado más veces que intentos han hecho los principiantes”. Por esto, debes de aprender a aceptar tus derrotas y a usarlas como una oportunidad para aprender más de ti.
Perder una pelea te genera un sentimiento muy negativo. Has peleado esforzándote al máximo pero no ha sido suficiente. Es normal que te presiones a ti mismo pero éste no es el mejor camino. La derrota sólo significa que necesitas más práctica y entrenamiento. Recuerda ser humilde ante el fracaso – las artes marciales predican la humildad en todos los aspectos de la vida, y es por esto que deberías de mostrar siempre respeto a tu oponente sin que te importe el resultado del combate.
Tras la derrota debes eliminar esa idea y sentimiento de negatividad que tienes. En algunas ocasiones, al rendirte, tienes una sensación de frustración y de incapacidad de superar nuevos retos. Pero debes de mantenerte apartado de esa negatividad y hacer algo bueno con el fracaso: piensa que eres honesto y humilde. Has admitido que todavía no estás preparado, pero lo estarás en el futuro.
Rendirse también te motiva a seguir aprendiendo y mejorar: puede que quizá no hayas usado las técnicas o herramientas adecuadas o que todavía no tengas la experiencia o conocimientos necesarios. Esto, en vez de desanimarte, te debe motivar para seguir aprendiendo y crecer tanto profesional como personalmente en vez sumergirte en la autocompasión.